martes, 14 de octubre de 2008

Omar Faruk ofreció un concierto de “conciencia colectiva para encontrar paz y armonía entre los seres”


Omar Faruk ofreció un concierto de “conciencia colectiva para encontrar paz y armonía entre los seres”


La noche del sábado 11 de octubre, sopló un gran viento en la Explanada de la Alhóndiga. Omar Faruk Tekbilek y sus virtuosos músicos, establecieron, desde su primera interpretación, un invisible pero irrompible lazo con el público, como el hilo de la telaraña.
En el centro del escenario, Omar Faruk lucía tranquilo, y, a pesar de hablar únicamente en inglés, explicó a los oídos atentos la esencia del amor sufi, y definió esa noche como una "conciencia colectiva para encontrar paz y armonía entre los seres".
Lejos sin embargo de la solemnidad y la seriedad, las melodías y los ritmos que surgían de cada instrumento telepáticamente conectado a otro, eran un himno a la alegría, a la fiesta y a la música del mundo. A su derecha las percusiones, y a su izquierda los instrumentos de cuerda. Y él, en el centro, el viento. Con el suave sonido de su voz o de su flauta, Omar, ojos cerrados, emprendía el vuelo y sobrevolaba las cientos de cabezas, despeinándolas cariñosamente, para regresar y encontrar un equilibrio con las percusiones y las cuerdas, y dejar que los demás instrumentos marquen un ritmo necesario, creen melodías mediterráneas, a veces árabes, y otras flamencas.
Silencioso, desde los pies de la Alhóndiga hasta los pies de los músicos, el público se rindió, e intentaba devolver con las palmas el ritmo que estaba aborbiendo. Finalizando su presentación, las palmas se habían transformado en ciertos casos, en movimientos agitados del hombro hasta el dedo meñique.
Convencido de que no hay lenguaje más universal que la música, para transmitir un mensaje de paz y bienestar, el virtuoso músico turco Omar Faruk anunció, en conferencia de prensa, unas horas antes de su principal objetivo para esta noche: extender con su arte la ilusión y la confianza de que aún existe una esperanza para conciliar las fronteras del mundo. "La música es la última frontera de la esperanza", afirmó.
Tal como lo había asegurado, su concierto fue un bouquet de armonías y sonidos que evocaron los aromas de Medio Oriente, así como rastros del folk y flamenco. "Melodías espirituales, románticas, folclóricas e imaginativas integran el programa de mi concierto, en el que el público podrá conocer una parte de mi historia musical, ya que la presentación fue diseñada con temas de toda mi discografía".
Nacido en Adana, Turquía en 1967, Faruk, en compañía de sus músicos, se conoce por ser un ejecutante de diversos instrumentos: la pequeña flauta diatónica conocida como kaval, la zurna (oboe de doble caña), el baglama (laúd de cuello largo), el oud (laúd clásico), percusiones y la ney (flauta de bambú que en la literatura sufi representa al ser humano).
Esta interacción grupal, comentó también por la mañana el músico turco, es un buen ejemplo de cómo, mediante la música, se puede llegar a la conciencia colectiva. "Es como estar en la iglesia, en la mezquita o en cualquier otro templo para orar, donde las personas se interconectan entre sí con un sólo deseo: llegar a un estado de bienestar en el que todos encuentren el bien común.
Siempre apegado a su faceta espiritual, Faruk dejó sentir en la charla en reiteradas ocasiones, su pasión por el sufismo y lo importante que es para él, extender y comunicar esta filosofía a través de su música, y reconoció que el origen de su energía musical se encuentra en el control de la respiración. "La fuente de poder de mi inspiración radica en reconocerme, mediante el equilibrio de mi aliento, de la exhalación y la inhalación de aire que irriga de energía mi ser".
En Estambul, Faruk fue profundamente influido por la fusión de sonido y espíritu del músico Aka Gunduz Kutbay, quien se convirtió en una fuente de inspiración, y en esta época se inició en el Hatha Yoga, así como en el Tai Chi, que continúa practicando diariamente.
Multi-instrumentista por excelencia, el músico ha colaborado con figuras internacionales como el trompetista de jazz Don Cherry, el tecladista Karl Berger, el baterista de la banda de rock Cream Ginger Baker, Ofra Haza, Simon Shaheen, Hossam Ramzy, Glen Velez, Bill Laswell, Mike Mainieri, Peter Erskine, Trilok Gurtu, Jai Uttal y Steve Shehan por nombrar algunos. También ha realizado grabaciones para numerosas películas y programas de televisión, incluidos álbumes de música sagrada, presentándose en Medio Oriente, Europa, Australia, Norteamérca y Sudamérica.

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